¡Hola a todos!
En mi blog Psicodiabetes.com, quiero hablarte sobre lo que significa la Disociación.
Se trata de un término psicológico que se refiere a la separación total o temporal de ciertos pensamientos, emociones, sensaciones o identidad de uno mismo.
Es un fenómeno que puede presentarse de diferentes maneras y puede ser una respuesta natural del cerebro a situaciones traumáticas o estresantes.
En algunos casos, la disociación puede ser un síntoma de trastornos mentales como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o el trastorno disociativo de la identidad, pero también puede ocurrir en personas que no tienen un trastorno mental diagnosticable.
En este artículo, exploraremos las diferentes formas en que la disociación puede manifestarse, los posibles desencadenantes y cómo abordar este fenómeno de manera efectiva.
Si te sientes desconectado de tus pensamientos, emociones o sensaciones o si tienes lapsus de memoria o sientes que estás observando tu vida desde afuera, es importante que busques ayuda profesional para abordar estos síntomas y encontrar maneras de manejarlos de manera saludable.
Definición de Disociación
La disociación es una alteración de la conciencia en la que el individuo desarrolla dos o más estados mentales simultáneos, cada uno con su propia identidad y características.
Esta alteración cognitiva puede ser provocada por fortalecimientos emocionales, ansiedad o estrés.
Dicha situación trae consigo problemas relacionados con la concentración, memoria, sensación de irrealidad, aislamiento, etc.
La disociación se encuentra presente en diversos trastornos mentales como el:
- Trastorno por estrés post-traumático
- Trastorno límite de personalidad
- Trastornos alimentarios
Por lo tanto, se recomienda acudir al especialista para realizar un tratamiento adecuado que ayude a mitigar los efectos de este trastorno.
¿Cuáles son las principales manifestaciones de la disociación?
En mi trabajo como psicólogo, me he encontrado con diversos pacientes que tienen diferentes tipos de manifestaciones asociadas con la disociación.
Según el Instituto de Trastornos de Disociación, la disociación es una separación emocional o mental de una experiencia o memoria real y vivida.
Esto se manifestará a través de síntomas específicos comunes entre quienes sufren esta condición, tales como alteraciones en la percepción del tiempo, el espacio, las identidades personales y los recuerdos.
Las principales manifestaciones de la disociación incluyen:
Alteraciones en la percepción del tiempo
Esta manifestación se refiere a los periodos en los que la persona experimenta cambios bruscos en su reloj interno, lo que hace que perciba periodos significativamente más cortos o más largos.
Alteraciones en la percepción del espacio
Esta se caracteriza por las sensaciones de desorientación espacial. Los individuos no saben si están en un lugar determinado o si están viendo cosas realmente existentes.
Alteraciones en las identidades personales
En este caso, muchas personas disociadas informan sentirse «controladas» por fuerzas externas y tener sensaciones de ser alguien totalmente diferente a lo habitual.
Alucinaciones auditivas
Estas alucinaciones son el resultado directo de partidas repentinas e impredecibles del plano consciente-racional hacia fenómenos subconscientes totalmente ilógicos.
Amnesia funcional hipnótica
La persona experimentará un episodio amplio durante el cual no recordará nada acerca del evento desencadenante.
Además, muchas veces tendrá dificultades para recordar incluso ciertos aspectos basales sobre su propia vida durante ese periodo de tiempo omitido.
Además, existen otros síntomas relacionados con el trastorno como:
- Ansiedad extrema o depresión
- Somatización (dolores físicos inexplicables)
- Crisis emocional
- Pérdida temporal de habilidades motoras y cognitivas
Sin embargo, estos síntomas son elementales para diagnosticar un caso clínico.
¿Cómo pueden los profesionales de la salud mental detectar y tratar la disociación?
Como profesional de la salud mental, me comprometo a proporcionar los mejores servicios a mis pacientes. Esta responsabilidad incluye detectar y tratar la disociación de una manera efectiva.
La disociación se define como el estado en el que los pensamientos, sentimientos y recuerdos se separan o separan del yo consciente, para limitar o evitar una sobrecarga emocional intensa.
Los síntomas suelen variar ampliamente entre individuos, pero generalmente incluyen algunas formas de amnesia, dificultad para concentrarse y mantener el contacto visual, alteraciones en la percepción del tiempo y del espacio o «desaparecer» emocionalmente durante periodos de tiempo prolongados.
Aunque muchas personas experimentan episodios de disociación leves en algún momento de sus vidas, la disociación crónica puede ser signo de un trastorno mental más grave.
Por lo tanto, es importante que llegue hasta mis pacientes cuando existen síntomas recurrentes o persistentes relacionados con ella.
Por lo general, el primer paso para detectar la disociación es evaluar si hay motivos para preocuparse por problemas mentales más graves detrás del comportamiento observado.
Mi experiencia me ha enseñado que muchos pacientes tratados por trastornos relacionados con la disociación son incapaces de identificar sus síntomas debido al desfase provocado por su patología.
Pueden presentar síntomas obvios o subjetivos cuya exploración requiere dedicarle tiempo suficiente para abordarlos adecuadamente durante nuestra consulta.
El interrogatorio estructurado es fundamental para estimular un diálogo franco con mi paciente sobre sus experiencias previas sin hacer juicios prematuros sobre ellas.
Busco crear un entorno libre de juicio que les permita identificar cada sombra dentro de su historia clínica sin temor a ser reprendidos.
Una vez evaluada la severidad del caso y determinado que hay motivos reales para preocuparse por los efectos negativos potenciales sobre mi paciente, puedo comenzar a abordarlos directamente mediante terapia individual o grupal dirigida por objetivos claramente definidos por él mismo.
En este punto las herramientas psicoterapéuticas juegan un papel crucial: aquellas basadas en evidencia científica proporcionan información útil sobre los significados detrás de los eventos desencadenantes asociados a la conducta desmotivadora observada.
Esta precisión resulta útil no solo para identificar los bubones psicoemocionales individualmente, sino también para ofrecer soluciones contextualizadas al problema.
Por supuesto, ningún abordaje e intervención terapéutica será absolutamente resolutoria si no se efectúan en paralelo acciones continuas complementarias tendentes a fortalecer el entorno social del paciente y promover el bienestar físico-mental global procurando sobretodo un equilibrio entre la mente y cuerpo.
¿Cómo la disociación puede influir en la vida cotidiana de una persona?
La disociación es una respuesta psicológica natural pero anormal al estrés o trauma extenso. Esta condición se manifiesta como un sentimiento de estar separado de sí mismo y de la realidad circundante, con una amplia gama de síntomas.
La disociación puede variar desde emociones leves hasta experiencias dramáticas, como alucinaciones auditivas, amnesia selectiva o incluso cambios radicales en el comportamiento.
El problema surge cuando estas respuestas se producen con demasiada frecuencia o intensidad y afectan la vida cotidiana de un individuo.
Aunque no hay dos casos idénticos, hay algunos patrones generales que todas las personas con trastorno de disociación comparten.
Los efectos más notables son los cambios drásticos en el patrón del sueño. Los trastornos del sueño comunes incluyen:
- Insomnio crónico
- Pesadillas frecuentes
- Somnolencia diurna excesiva
Estos factores contribuyen a la fatiga generalizada y reducción del rendimiento académico o laboral tanto para niños como para adultos.
Otro aspecto importante es la dificultad para mantener relaciones duraderas debido al distanciamiento emocional característico entre quienes sufren este trastorno.
Esta dificultad se manifiesta a menudo como retraimiento interpersonal, sentimientos exagerados de soledad o incluso depresión clínica severa.
Además, es posible que no se muestren emociones aparentemente normales ante situaciones que merecerían tal reacción, lo que reduce notablemente la calidad personal del individuo y sus relaciones interpersonales.
Los síntomas físicos del trastorno de disociación también juegan un papel importante en la vida diaria de muchas personas afectadas por este trastorno mental crónico.
Desde mareos persistentes hasta dolores articulares inexplicables, estas experiencias pueden ser abrumadoramente frustrantes para aquellos que están sufriendo la condición, debido a su naturaleza impredecible e incontrolable.
Se ha mostrado que también existe un riesgo significativamente mayor de accidente automovilístico relacionado con el trastorno de disociación, debido al deterioro cognitivo no intencional asociado con los episodios recurrentes bajo presión.
En conjunto, estos síntomas pueden convertirse fácilmente en barreras exhaustivas para llevar un estilo normal y saludable de vida, si no se abordan de forma temprana y regular, mediante terapias adecuadas como la terapia cognitivo-conductual tradicional o el enfoque Terapia Dialéctica Conductual.
Si bien, solo ofrecen alivios moderados y temporales, tales terapias proporcionan herramientas útiles para ayudar a manejar los síntomas diarios disruptivos asociados con la disociación prolongada, sin recurrir a drogas ni alcohol ni otros medios destructivos similares .
¿Qué relación existe entre la disociación y otros trastornos psicológicos?
Como psicólogo, me interesa conocer los detalles más profundos sobre las relaciones entre la disociación y otros trastornos psicológicos.
La disociación es un fenómeno complejo e importante en el campo de la salud mental, donde los pacientes se desconectan conscientemente de su propia experiencia, memoria y/o percepción.
Esta baja consciencia puede variar de leves a graves y está asociada con otros trastornos mentales como:
- Trastorno de identidad disociativa
- Trastorno bipolar
- Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
- Ataques de pánico
Examinemos ahora cada una de estas relaciones con más detalle.
Disociación y Trastorno de Identidad Disociativo
En primer lugar, analizamos la relación entre la disociación y el Trastorno de Identidad Disociativo (TID).
El TID se caracteriza por altos niveles de disociación acompañados por síntomas tales como amnesia anterógrada o retrógrada selectiva.
Los pacientes con TID suelen mostrar varios tipos diferentes de personalidades dentro del mismo cuerpo. Estas son resultado precisamente del alto nivel de disociación que presentan.
Además, hay evidencia científica que indica que, tanto la terapia cognitiva comportamental como la terapia interpersonal, son efectivas para ayudar a las personas con este problema a controlar sus síntomas.
Disociación y el Trastorno Bipolar
En segundo lugar, examinamos la relación entre la disociación y el trastorno bipolar.
El trastorno bipolar es el resultado del ciclo constante entre episodios maníacos y depresivos en un individuo.
Durante los episodios maníacos, los pacientes pueden experimentar grandes altibajos en sus sentimientos y pensamientos debido al alto nivel de excitabilidad mental que presentan.
La evidencia demuestra que la disociación también juega un papel importante aquí: estudios recientes han encontrado altos niveles de disociación, incluso durante los episodios maníacos del trastorno bipolar en algunas personas.
Por lo tanto, se ha propuesto que la terapia combinada para los pacientes bipolares incluya, tanto elementos farmacológicos como elementos terapéuticos tales como la expresión y el trabajo emocional para aumentar el control sobre sus estados mentales disociales y evitar que oscilen entre los extremos de la bipolaridad más entendidas.
Disociación y Trastorno Obsesivo Compulsivo
El tercer elemento es el vínculo entre la disociación y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).
El TOC es un trastorno de ansiedad caracterizado por obsesiones (pensamientos intrusivos y recurrentes) y compulsiones (rituales o acciones repetitivas realizadas para reducir la ansiedad).
Algunas personas con TOC informan de experiencias de disociación durante o después de realizar sus compulsiones, especialmente si estas son muy prolongadas o intensas.
También se ha sugerido que la disociación podría ser un mecanismo de defensa utilizado por el cerebro para proteger a la persona de la ansiedad y el estrés asociados a las obsesiones y las compulsiones.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las personas con TOC experimentan disociación y que la disociación también puede ocurrir en personas sin TOC.
Además, la disociación también puede ser un síntoma de otros trastornos mentales como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o el trastorno disociativo de la identidad.
¿Qué recursos están disponibles para las personas que presentan síntomas de disociación?
Como psicólogo, siento que es importante tomar en cuenta los recursos disponibles para las personas que presentan síntomas de disociación.
La Disociación es una respuesta al estrés extremo y a veces se manifiesta como un mecanismo de defensa mental o emocional. Puede ser significativo o no significativo y tiene diferentes formas.
Algunas personas experimentan episodios breves con cierta frecuencia, mientras que otras presentan episodios más graves y duraderos.
Los síntomas de la Disociación pueden incluir sentimientos de despersonalización y desrealización, recuerdos fragmentados y relaciones con el tiempo distorsionados.
Estos síntomas se pueden agravar si no se tratan adecuadamente e, incluso, llegar a alterar el comportamiento y el funcionamiento diario de un individuo. En este sentido, resulta importante tener acceso a los recursos adecuados para ayudar al paciente en cuestión.
Afortunadamente, existen muchos recursos disponibles para aquellos con síntomas de disociación.
El primer paso para obtener ayuda es buscar asistencia profesional para obtener un diagnóstico adecuado. Un profesional capacitado puede identificar los signos de la disociación y colaborar con el paciente para comprender las causas subyacentes del problema.
Además, el profesional también puede ofrecer un tratamiento apropiado dirigido a abordar estas causas fundamentales y aliviar los efectos de la disociación sobre la salud física y mental del paciente.
Una vez que se ha diagnosticado la disociación, hay varios tratamientos disponibles que pueden ser útiles dependiendo del grado de severidad de los síntomas presentados por el individuo. Los principales tratamientos incluyen:
- Terapia cognitivo-conductual (TCC)
- Terapia interpersonales (ITP)
- Terapia racional emotiva (TRE)
Estas terapias son útiles para procesar traumas pasados, reducir ansiedad relacionada con situaciones estresantes actuales e impulsar el aprendizaje del autocuidado positivo para aumentar la resiliencia frente al estrés futuro .
Existen también otros recursos comunitarios tales como grupos de apoyo u otros servicios sociales dirigidos a contribuir al bienestar emocional general del individuo o grupo en cuestión.
Los programas tales como Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR) ofrecen herramientas prácticas centrándose en reconectar con el momento presente mediante mindfulness basado en cuerpo/mentalidad para promover hábitos saludables relacionadas al manejo del estrés emocional .
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Disociación: Resumen
- La disociación es un mecanismo de defensa que se utiliza para alejarse emocionalmente de la realidad o situaciones dolorosas.
- La disociación puede provocar algunos trastornos mentales, como el Trastorno Dissociativo de Identidad (TDI) y el Trastorno De Estado Dissociativo (TED).
- Las experiencias disociativas también están asociadas a episodios depresivos y ansiedad severa.
- Los síntomas físicos y psíquicos de la disociación incluyen despersonalización, amnesia parcial o total, confusión mental, alteraciones del pensamiento e incluso cambios en las percepciones sensoriales.
- Algunas personas usan la disociación conscientemente como una forma de autorregulación para enfrentar situaciones particulares con más calma y equilibrio emocional.